martes, 6 de septiembre de 2011

MI 1er TRABAJO: MÓNICA G, o CAMILA EN LA FÁBRICA DE CHOCOLATE

LA PUTA PURA REALIDAD:

Tengo 19 años y ya tuve SEIS TRABAJOS. (Sin contar que durante el secundario trabajé de secretaria en un consultorio psiquiátrico, que es otro tema...)
Ustedes se preguntarán...¿tengo hijos? No. ¿Tengo que mantener una casa? No. ¿Tengo que pagar un transplante de corazón? Tampoco. Pero me gusta la plata, ¡y el vil metal me tira!
El jueves me despidieron de mi sexto trabajo. Estaba tan caliente que dije: "¿Qué hago? ¿Pateo un tacho de basura hasta reventarlo? ¿Me agarro a piñas con alguna barra brava?", pueden ser buenas opciones, si lo que busco es una fractura expuesta. Pero me pareció mejor seguir alguna vez en mi vida los consejos que me da mi psicólogo, que por algo le pago una buena cantidad de cobres. Él me dijo que tengo que canalizar lo malo en algo bueno. (Y que me rape y me convierta al budismo) Y dije: estas experiencias que tuve fueron tan desastrosas y patéticas, que tengo que escribirlas. Estos seis capítulos que voy a empezar a subir están dedicados a esas personas como yo, pendejos que viven mandando CVs a Zona Jobs, van a dos millones de entrevistas y no los contratan ni para freír hamburguesas en burguer.
..y para quién quiera leer, obvio. Yo soy una mina muy abierta.


MI PRIMER TRABAJO: "Mónica Gutking"
LUGAR: Confitería Bar
OCUPACIÓN: Encargada de mostrador y camarera
SALARIO: 8 pesos por hora
DURACIÓN: 3 meses (solo los domingos, ocho horas)


Este fue mi primer trabajo, cuando estaba en agosto del año pasado. Lo conseguí porque Mónica, la dueña del bar, es amiga de mi tía. Está de más decir que a doña Mónica el hecho que yo sea la sobrina de la amiga no le movió ni un solo pelo a la hora de poner la tarasca, porque a mi entender, ocho pesos por hora deja bastante que desear. Pero bueno, a veces lo bueno viene en frasco chico...ah; no, la frase no me sirve demasiado para este ejemplo.
Lo mejor de este trabajo era que LA DUEÑA NO IBA NUNCA. Para entender mi nivel de relajación laboral, tengo que explicar la situación.

El bar era super chico, apenas unas diez mesitas. Solamente éramos Richard y yo. Richard es un personaje. Un mozo de profesión que me enseñó todos los gajes del oficio (totalmente al pedo para mi sueño de ser periodista,). Igualmente yo siempre fui un queso.
Richard debe tener alrededor de 37 años, y cuando lo conocí tenía un hijo de 11 y varias desventuras amorosas. Vivía en Florencio Varela, y era algo así como un Cacho Castaña del conurbano, un seductor con bastante gel en el pelo, perfume Colbert Noir y una moto tuneada. Su frase de cabecera acerca de las mujeres: "Yo no hago nada, ellas vienen solas".
La realidad es que estábamos bastante al pedo, la dueña no aparecía nunca, los clientes menos, y nos pasábamos el día mirando películas en la compu y hablando de bueyes perdidos y la inmortalidad del cangrejo.


Y a veces, me pasaban este tipo de cosas:

-De propina me dejaron varias veces diez Centavos. Esas eran siempre unas viejas conchudas, digo, conchetas, que pensaban que seguíamos en el uno a uno.


-Preguntas Insólitas. Varias veces entraba gente a preguntar si vendíamos "algo fresco". Qué es algo fresco? Naranjas? Otra: Me preguntan si en el local se pueden sentar a pedir un café. No, hay diez mesas y están todas para decoración- Todas.

-Muchas veces se quejaban porque el café está frío, las medialunas muy blanquitas o los muffins muy secos. Pero una vez, una mina me dijo que el lemon pie tenia "gusto a heladera". ¿Qué tipo de heladera? ¿Dos puertas, bajo mesada, frigobar, con frizzer arriba....?


En fin.
¿Y qué hacía yo para distenderme de mi pesada tarea proletaria? Comer, obvio. Me sentía como Hansel y Gretel en la casita de chocolate; para una adicta a la glucosa como yo, era un sueño.
No voy a exagerar: admito que metí el dedo en varios tuppers de rellenos para tortas...sólo para ver la calidad del producto. Si, engordé bastante. Sí, me despidieron.

¿Que aprendí? Que trabajar de mozo es difícil, que las propinas son bajas y los clientes suelen ser bastante hinchapelotas, quejosos y pelotudos. Como bebés grandes. Porque aunque iban pocos, por lo general eran siempre viejas paquetas, de esas que dejan diez centavos como propina porque piensan que seguimos en el uno a uno...Cuando pasaba eso, me daban ganas de reventarlas a patadas.


Me pagaron, agarré mi sueldo, y me fui.

2 comentarios:

  1. JAAAAA, GENIAL, a dónde habras llegado después... pienso que la frase "un clavo saca a otro clavo" también se puede aplicar a trabajos... y los trabajos de verano creo q son lo peor, uno es ser conejillo de gente abogada, qe el reloj de la compu este una hora atrasada y quedarse sentada como una pelotuda una hora más. MIrando hacia la nada misma, esperando con ansias que el minutero tarde lo menos posible en moverse, se escucha al sujeto sagaz decir: Que hacés aca? Ya son las seis!
    NO hace falta decir que me sentí la más gila del planeta, igual no era mi culpa que el único reloj que tenía era el de la Compu.

    ResponderEliminar
  2. AJAJAJAJA me gustaría saber si estas trabajando ahora y también quiero nueva entrada (?)
    "pendejos que viven mandando CVs a Zona Jobs, van a dos millones de entrevistas y no los contratan ni para freír hamburguesas en burguer"
    Sentí que me pegaste una patada en la cara.... jajajajaja
    Yo soy una de esas pendejas... va, tengo 20 años. No sé de que pendejos hablo.Mañana empiezo un curso de capacitacion para entrar a un call center. Que se yo, no me copa la idea pero quiero plata :/
    Y el motivo real por el que te despidieron en este es porque te comías todo? jajaja
    Te mando un beso.

    ResponderEliminar