jueves, 29 de julio de 2010

EL SAPO Y LA PRINCESA.

Un día, la princesa estaba paseando por el bosque real y se detuvo en el arroyo; se sentó sobre una piedra a contemplar las cristalinas aguas.
De las profundidades, salió un sapo, feo como el solo, gordo, pelado y verde, cómo todos los sapos.
El sapo vió a la princesa y le dijo: “Princesa, que linda que estas hoy” cosa que era verdad, ya que era hermosa.
Y ella lo único que supo hacer fue mirar con cara de asco al bicho.
El sapo, que se dio cuenta, le dijo “No me desprecies por ser feo. Mirá que vos aunque ahora estés buena, algún día podes volverte fea”
“¿Como?” Preguntó su alteza, que era una mujer de pocas palabras.
“Bueno, se te puede caer aceite hirviendo en la cara” Dijo el sapo.
“Yo no cocino”
“Bueno, un perro te puede morder y desfigurar toda”
“No tengo perros”
“Pero te podes caer de las escaleras y romperte la cara”
“No tengo escaleras” Dijo la chica, aunque era mentira, pero no se bancaba perder ni al truco.
“Bueno, la puta que te parió, te puede pasar algo, uno no puede ser lindo siempre”
“¿Qué me puede pasar?”
“Podés envejecer”
“¿Envejecer?” Se rió la princesa. “Yo nunca voy a envejecer. Mi cara va a ser siempre perfecta, de facciones suaves y seductoras”
“Ah, y las princesas no envejecen?”
“No, alguna vez viste alguna princesa vieja? Las princesas conservamos nuestra piel siempre tersa y joven.” Insistió su alteza.
“Ah, bueno, las cosas que tiene que escuchar uno…”Dijo el sapo, resignado.
Al parecer la chica era menos suspicaz que un detergente, pero el batracio no era ningún tonto.
“Pero bueno, cambiemos de tema; ¿Tenes novio?”
“Si, me corteja el príncipe azul” Dijo sonriendo “Pero ahora no está, se fue a las cruzadas…”
“Ahh…ya veo…aparte resulta que sos una cornuda...¿No sabes lo que son las cruzadas? Son unas fiestas que hacen en medio oriente donde todos se ponen en bolas y bailan”
La princesa chilló de rabia y estrujó con su zapato al animal y lo amenazó de muerte y le dijo “Sapo choto, me volvés a decir cornuda una vez más y te arranco los ojos y se los tiro a los perros”
“Mentirosa, no tenias perros”
“Yo tengo todo lo que quiero, y no entendés nada, sos un sapo bruto, porque no sabes nada, porque vivis en un pantano, porque aparte sos feo, y estas solo, y no sabes que las cruzadas son unas batallas donde van los mas valientes caballeros a luchar para defender la santa fe”
El sapo estaba agonizando bajo la suela de la señorita y dijo “Princesa mía, discúlpeme, todo lo que dije fueron vanas tonterias, es que estaba celoso de su novio, que puede estar con semejante belleza, digna de una diosa griega, esculpida por ángeles, con ojos brillantes como estrellas y manos finas y delicadas…”
La princesa se empezó a entusiasmar y recapacitó: “hay sapo, disculpemé…yo…la verdad…son tan lindas las cosas que me dice…hace mucho que nadie me dice algo así…por lo menos siete años, desde que se fue mi principe…”
“Bueno, es que para una dama como usted, es poco lo que le dije…es que no existe palabra para describir tan bello rostro…”
La dama agarró al sapo y lo acomodó entre sus pechos y le dijo “¿Nada más me vas a decir…?”
El sapo empezó a ponerse nervioso: “Tus ojos son dos bellos rubíes que brillan en la noche…”
“Más!” Gritó la princesa
“Tus labios son como dos húmedas bahías, henchidas de deseo y placer…”
“Mas! Halagáme más!”
“Tu nariz es un monte! Un monte hermoso y fino esculpido por la mano del mas genial artesano”
“Más!”
“Tus piernas son dos espigas tersas y doradas…”
“Bueno, tampoco te zarpes…hay sapo feo…nunca me dijeron cosas así…ojalá no fueras un sapo…”
“Bueno, en realidad…hay una forma”
“…¿Cuál?”Dijo la dama y le brillaron los ojos.
Y el sapo pasó a relatarle todas las cosas que tenía que hacer la princesa para que el se vuelva el príncipe mas hot del mundo, que consistía en las más variadas y osadas prácticas sexuales.
“…después de que hagas todo eso, te tenés que ir, y al día siguiente volvés, y ya soy un príncipe”, dijo el sapo.
La princesa dudo un poco, pero finalmente terminó cumpliendo todos los exóticos pedidos del anfibio. Cuando finalizó, se fue al palacio, un poco confundida pero contenta porque no la había pasado mal tampoco.
Al día siguiente volvió a ir al estanque.
“Príncipe…príncipe…!!Gritó la princesa “¿Dónde estás?”
“Aquí abajo, amada mía…”Dijo el sapo.
“Pero, me mentiste, vos ibas a ser un príncipe, no un sapo. Después de todo lo que tuve que hacer…”
“Es que, hay algo que no funcionó. Hay que hacerlo de nuevo. Pero esta vez, no te saques los zapatos”
La princesa hizo todo lo que el sapo le pidió, y se fue a su casa.
Al otro día, volvió al estanque, esperando encontrar al príncipe. Pero esta vez, volvió a encontrar al sapo, que le dijo que el hechizo no se pudo deshacer, y le hizo probar a la princesa nuevas y excitantes variantes.
La situación fue así durante muchísimos años, hasta que un día la princesa llegó al estanque y el sapo le dijo: “No, dejá, hoy no tengo ganas..”
“Pero…¿que pasa?” Dijo consternada ella.
“Nada, no pasa nada…me duele la cabeza”
“Pero…algo pasa”
“Bueno, la verdad es que…ya no quiero mas estar con vos. Mirá, te lo voy a decir claro, la pase muy bien, pero ahora no me calentás más, estas vieja y gorda, y aparte te estas quedando pelada…”
“Queee?!?!” chilló la princesa vieja “¿Cómo me vas a decir eso, sapo feo, verde y asqueroso? Después de todo lo que hice por vos estos años, después de todo, me decis que fue al pedo?!”
“…y”Dijo el sapo.



FIAAAAAN

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